El Open Championship más abierto de los últimos años celebra su 150 aniversario en el lugar que vio nacer el golf, un campo mítico en el que las dos últimas victorias fueron para Tiger y que condensa en su recorrido la historia de este deporte.
La fórmula de la magia del lugar es algo que está por descifrar: es un campo plano, con greenes gigantes, ondulados y compartidos para todos los hoyos menos el 1, 9, 17 18; sin árboles, con un verde seco y tirando a marrón y con un hoyo 18 corto y con una de las calles más anchas del golf mundial. Y sin embargo, o por todo eso, fascina.
Este año St. Andrews tendrá una longitud de 6.648 metros, 900 más que en la primera edición que acogió en 1873, cuando las distancias que hacen los jugadores gracias a la evolución del deporte, de sus físicos y del material es casi el doble desde el tee de salida. Este riesgo ha llevado este año a los técnicos a añadir 40 yardas, unos 36 metros, al hoyo 17, conocido como el Road Hole (Hoyo del camino), y situar el tee fuera de los límites de la propiedad del Old Course, lo que obligará a algunos a jugar el driver y pondrá en peligro su estrategia.
En cualquier caso esperan cuatro días de espectáculo: el público más entendido del mundo en la casa del golf, la mayor cobertura de televisión del año y el Open Championship más abierto de los últimos tiempos.
Juan Carlos Galindo 14/07/2010 para el País
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